"Un líder es aquel que conoce el camino, recorre el camino y muestra el camino." – John C. Maxwell.
Esto fue algo que me sucedió un día en familia. Decidimos ir al cine y al final, de las opciones que tenía la cartelera, entramos a ver la historia de Barbe-Nicole Ponsardin Clicquot, mejor conocida como la “Viuda de Clicquot” y el fragmento de su historia que le hizo merecedora de ese nombre y que la llevara a quedar en la historia mundial por sus técnicas e innovaciones en el proceso de producción de la champaña.
Más allá de la historia de Barbe-Nicole, en la que se muestra cómo ella desafió las leyes y las tradiciones sociales de la época, segura de sí misma y con la meta de sacar adelante lo que se propuso, en esta trama se cuenta una mirada al liderazgo inclusivo vs. el liderazgo tradicional de imposición.
Tras la muerte de su marido en una época donde las mujeres no solían tener roles de poder en el mundo empresarial, decidió tomar las riendas de la bodega de champán familiar. Contra todas las expectativas y enfrentándose a una sociedad de mentalidad cerrada, Clicquot implementó un estilo de liderazgo radicalmente diferente.
Ella no solo escuchaba a sus colaboradores, sino que los invitaba a compartir ideas y a proponer soluciones. Este enfoque, innovador para su tiempo, no solo llevó a su empresa a convertirse en una de las más exitosas de la época, sino que también demostró que el liderazgo efectivo nace de la colaboración y la apertura escuchar y trabajar con los demás. Barbe-Nicole no solo recorrió el camino, sino que invitó a su equipo a caminar junto a ella, mostrando así el verdadero significado del liderazgo.
Es así, y tal como lo señala John C. Maxwell, el liderazgo efectivo no se limita a dar órdenes o a supervisar desde la distancia. Implica una presencia activa, un acompañamiento constante y la capacidad de inspirar a través del ejemplo. En los nuevos modelos de liderazgo, esta idea toma más relevancia que nunca, pues la distancia entre líder y colaboradores se acorta, y las estructuras jerárquicas rígidas ceden ante culturas más abiertas y colaborativas.
Los líderes modernos ya no solo dicen lo que se debe hacer, sino que lo demuestran con acciones claras y coherentes. Una cultura organizacional abierta requiere que los líderes sean más que jefes: deben convertirse en guías, compañeros y facilitadores del crecimiento de sus equipos. Esto no solo fomenta la motivación y el compromiso, sino que también permite que los colaboradores se sientan escuchados y valorados.
En este sentido, el feedback constante y bidireccional se vuelve esencial. No se trata solo de que el líder ofrezca retroalimentación a sus colaboradores; el verdadero cambio sucede cuando los colaboradores también pueden brindar sus opiniones y sugerencias a los líderes. Esta dinámica no solo mejora el desempeño, sino que genera confianza y fortalece los lazos del equipo.
Además del ejemplo y la participación activa, la comunicación efectiva es una piedra angular en los nuevos modelos de liderazgo. Un líder que sabe comunicarse adecuadamente no solo transmite instrucciones claras, sino que también crea un espacio donde las ideas fluyen en todas las direcciones. Cuando los equipos sienten que pueden expresar sus opiniones y recibir feedback constructivo, se fomenta una cultura de aprendizaje continuo y mejora constante.
Esta dinámica no solo fortalece los equipos, sino que también impacta en los resultados de la organización. Un equipo que siente que su voz es escuchada y valorada trabaja con mayor motivación, se siente más comprometido con los objetivos y está dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.
El liderazgo efectivo no se basa en el poder o la autoridad, sino en la capacidad de los líderes de acompañar a sus equipos, motivarlos y escucharlos. Consolidar una cultura abierta donde la comunicación fluye y el feedback se da de manera constante permite que los equipos se sientan empoderados y comprometidos. Así como la Viuda Clicquot desafió las normas establecidas y mostró un camino diferente, los líderes actuales también deben adaptarse a las nuevas dinámicas, demostrando con hechos cómo se lidera en el siglo XXI.
En este modelo de liderazgo, conocer el camino, recorrerlo y mostrarlo ya no es solo una frase inspiradora; es una realidad que transforma organizaciones y genera equipos más sólidos, creativos y comprometidos con su misión.